La entrada de un nuevo gato en el hogar puede ser el origen de ciertos conflictos en la convivencia, conflictos que con el paso del tiempo se transformarán en una satisfactoria relación.
No son pocas las familias que deciden que su gato, que su único gato, deje de ser el centro de atención fundamental para pasar a compartir los cuidados de sus amigos humanos con un nuevo compañero.
La vida de un gato experimenta cambios muy positivos con la llegada de otro felino: interacción, juego, comportamiento, salud, etcétera. Pero todos estos beneficios no llegan de forma inmediata, en la mayoría de las ocasiones, los primeros contactos no suelen ser “muy amistosos”: suelen darse más de un bufido, alguna que otra carrera…, y si la proximidad lo permite algún que otro manotazo (generalmente, y por fortuna, sin la presencia de uñas).
¿QUÉ HACER?
Esta es la pregunta estrella de aquellos que están decididos a meter un nuevo felino en casa, pero que tienen dudas acerca de cómo se desarrollará la toma de contacto.
Si nos es posible, deberíamos hacer una presentación a distancia del nuevo habitante al gato residente. Nos explicamos: sería ideal frotar con un paño al nuevo amigo; esa “especial tarjeta de visita” debería dejarse en el territorio del gato que ya convive con nosotros. De esta forma, el inquilino habitual va reconociendo el olor de su futuro compañero, pero sin el estrés añadido de encontrarse también con el cuerpo del nuevo animal acompañando a esa desconocida fragancia.
Tras conseguir que nuestro gato olfatee el paño, podemos frotarlo en su cuerpo; de esta forma conseguimos que el olor del nuevo gato “inunde” no sólo su espacio vital, sino que el olor comparta el propio de nuestro más fiel amigo.
Tras este sencillo método, nuestro gato, el de toda la vida, estará “más receptivo”.
LA LLEGADA
Llegó el momento. Es el día de ir por nuestro nuevo amigo; hemos inundado el entorno y la propia piel de nuestro primer gato con los olores del nuevo compañero, pero, ¿podemos hacer algo más? Por supuesto. En las clínicas veterinarias y en las tiendas especializadas podemos encontrar feromonas “tranquilizadoras”. Estos componentes permiten que en el entorno de nuestro hogar los felinos “respiren” un ambiente de paz y tranquilidad.
El uso de estas feromonas (en aerosol o en dosificador continuo en los enchufes) proporciona una ayuda adicional al buen entendimiento de los nuevos amigos.
Lo mejor es aislar al nuevo felino en una habitación unos días y hacer que ambos se vayan familiarizando con el nuevo olor a través de la puerta. Posteriormente abriremos esa puerta para que se vayan viendo poco a poco y el encuentro no sea brusco.
Ante todo, nosotros no debemos forzar el acercamiento de los animales, sino que estaremos en su presentación como meros observadores, sin sujetarles para que se huelan o prácticas similares.
Nos daremos cuenta de que, en el peor de los casos, lo más que sucederá es que el silencio del hogar se rompa con unos intensos bufidos.
¿Y DESPUÉS?
A partir de este momento ellos serán los que marquen sus pautas de convivencia, los que definan sus territorios, sus muebles favoritos…
Nosotros, con el fin de evitar conflictos en su relación y en la de ellos hacia nosotros, les facilitaremos dos comederos, dos recipientes con agua y, muy importante, ¡un par de bandejas de arena!
En los primeros días de relación es conveniente este despliegue de medios para evitar problemas de territorialidad, dominancia, agresividad, ya que con una duplicación de los enseres felinos, al menos en los primeros días y hasta que se afiance la relación, evitaremos males mayores.
Estamos seguros de que tras unos momentos de duda y unos días de conocimiento, nuestros gatos disfrutarán de una maravillosa vida de convivencia.
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