jueves, 31 de octubre de 2013

Eso no se hace...

Los cachorros de gato no sólo dan problemas cuando hacen “sus necesidades” fuera de la bandeja...
El pequeño animal puede llegar a desesperarnos por una serie de actuaciones que debemos conocer y saber manejar; podríamos englobar estos “malos hábitos” en dos: conductas rebeldes y conductas destructivas.

CONDUCTAS REBELDES

Entre las más habituales tenemos:

- Robos y saltos sobre muebles

Podríamos decir que en la mayoría de las ocasiones estos comportamientos no son más que el resultado de la curiosidad natural de cualquier animal, racional o irracional, dotado de cierta inteligencia; en el caso de los gatos, estas conductas suelen “autopotenciarse”, ya que tras su realización suelen encontrar un premio, ¿cuál?: la obtención de alimento o la localización de un emplazamiento novedoso y cómodo en el que descansar.

Para evitar estos problemas lo primero que debemos plantearnos es enseñar conductas adecuadas al animal. El robo de alimentos o las incursiones a la basura se evitarían de forma tan sencilla como sencillo es evitar el acceso del animal a dichos “manjares”.

En lo referente a la subida del animal a los muebles, el mayor problema suele residir en la posibilidad de que el animal provoque la rotura de ciertas piezas decorativas de diverso valor (económico o sentimental); también sería útil pensar en la prevención: si retiramos los objetos de las zonas de tránsito del animal... ¡Seguro que no se rompen!

Si queremos tener los objetos a la vista y queremos evitar que el gato provoque un accidente y problemas en la convivencia, debemos pensar en técnicas de castigo remoto como pulverizadores de agua aplicados al animal cuando deambula por lugares indeseados. Esta técnica debería ser aplicada siempre, lo cual se torna imposible en ausencia de los propietarios.

Cuando no estamos en casa, o no podamos aplicar castigos remotos, la mejor solución es restringir el territorio del animal a zonas seguras.

- Actividad nocturna y juego eufórico del felino



Aunque sean pocos los que no tienen clara la siguiente afirmación, diremos que los felinos son animales de actividad nocturna por naturaleza.

Son innumerables los propietarios de felinos que en medio del plácido y merecido sueño nocturno son “atacados” de forma fugaz y eficaz por los dientes y uñas de su gato, sobre todo en los pies. El gato, debido a sus hábitos nocturnos, deambula por la casa, ejercita su cuerpo y su “mente” en juegos de persecución.

Una forma de evitar el problema es proporcionar suficiente juego y atención al animal a primeras horas de la noche, un rato antes de dirigirnos a nuestros dormitorios. Los juguetes más adecuados para ello son los que han de ser cazados, perseguidos...

Obviamente, nos aseguraremos de forma total cerrando la puerta del dormitorio antes de conciliar el sueño.

En muchas ocasiones la solución es tan sencilla (o para muchos complicada) como proporcionar un nuevo amigo de juego felino a nuestro gato.

CONDUCTAS DESTRUCTIVAS

No son pocas las ocasiones en las que una supuesta conducta destructiva del animal no es otra cosa que una conducta normal dirigida hacia un objeto inadecuado.

En otras ocasiones la conducta destructiva es la punta del iceberg de graves problemas de conducta del animal: ansiedad por separación, conductas compulsivas...

- Masticación destructiva


Un gato que chupa o mastica objetos del hogar puede causar problemas no sólo a nuestros bienes, también puede originar graves problemas a su organismo; son muchos los felinos que comen plantas, que muerden marcos…

La mejor forma de evitar estos comportamientos es impedir el contacto del animal con dichos objetos y materiales; también es útil ofrecer elementos alternativos y no perjudiciales (hierba gatera, juguetes idóneos...). Asimismo, en muchos casos adecuando la alimentación a las necesidades específicas del animal (vida en interior, escaso ejercicio...). Se consiguen grandes avances.

El uso de castigos remotos también puede ser de utilidad en conductas de masticación destructiva.

- Arañamiento felino

El acto de arañar superficies verticales es algo natural en los felinos; mediante este, a nuestros ojos, acto vandálico, el felino prepara su instrumental de caza (uñas), marca territorios (con señales de las uñas y secreciones glandulares interdigitales), se “estira” tras el merecido descanso...

Como podemos comprobar, en realidad el animal no está haciendo nada malo... comparativamente y siguiendo el mismo orden, nosotros nos haríamos la manicura, dejaríamos una tarjeta de visita y estiraríamos nuestros brazos hasta el cercano “descoyuntamiento” para desperezarnos de una buena siesta.

El problema comienza cuando estas conductas naturales se realizan sobre el lateral del mejor sillón de la casa o sobre la valiosísima alfombra persa.

Como siempre, lo primero que debemos intentar es prevenir: si ofrecemos rascadores a los gatos pequeños (múltiples diseños y precios en los comercios especializados) y les orientamos en su uso (conociéndolo mediante el juego, impregnando con feromonas...), el animal se olvidará de la existencia de otras zonas de “arañado”.

Para facilitar aún más esta enseñanza se utilizarán castigos remotos cuando el animal se dirige a lugares no aptos para el rascado y se proporcionará un suculento premio cuando sus uñas se dirijan hacia el rascador propuesto.

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