La vacunación es la única vía de prevención de ciertas enfermedades durante los primeros meses de vida y aunque, una vez adulto, nuestro gato no tenga acceso al exterior, también necesita la protección de las vacunas.
Desde que el gato nace y entra en contacto con el mundo exterior, su organismo pone en funcionamiento todos los recursos para protegerse de las agresiones externas. En unas ocasiones la piel y el pelo, en otras las diversas células especializadas y en general el sistema inmunitario del gatito procuran que los microorganismos patógenos presentes en el entorno no lleguen a colonizar su organismo.
Las primeras defensas específicas del gatito proceden de la madre, ya que durante los primeros días el amamantamiento no sólo provee de los nutrientes necesarios al nuevo animal, sino que en el calostro, primera leche materna, encontramos las defensas necesarias para que el gatito pase los primeros 30 a 40 días de vida suficientemente protegido.
Pero, ¿qué pasa después? Al pasar este tiempo de protección, el gatito necesita la protección mediante las vacunas, para lo que debemos acudir al veterinario sobre los 40-45 días de edad. En primer lugar, el veterinario realizará una valoración completa del estado general del animal y confirmará la ausencia de parásitos en las heces mediante un sencillo análisis coprológico, cuyos resultados determinarán la aplicación de un tratamiento antiparasitario u otro. La siguiente acción estará encaminada a diagnosticar el posible contacto del animal con dos peligrosas enfermedades: la leucemia y la inmunodeficiencia felina. Es importante realizar estas pruebas de forma previa a la vacunación para que todo el proceso sea correcto y efectivo.
En el caso de que dichas pruebas sean negativas, es decir, que nuestro gatito no ha tenido contacto con las enfermedades citadas, comenzará el proceso de vacunación, que dependerá del criterio del veterinario. En general, las vacunas utilizadas más comúnmente son la trivalente felina (panleucopenia, rinotraqueítis y calicivirus) y la leucemia felina; en ambos casos se pondrán dos dosis de cada vacuna con unos intervalos de tiempo entre ellas para reforzar la inmunidad.
A partir de este momento el veterinario nos sugerirá que también protejamos a nuestro gato contra otras enfermedades mediante las vacunas: la rabia, la peritonitis infecciosa felina (PIF)...
Tras una correcta pauta de vacunación supervisada por el veterinario, nuestro gatito tendrá unas defensas capaces de enfrentarse a las enfermedades producidas por los microorganismos presentes en las vacunas, pero esta inmunidad no es eterna. Por esta razón, cada año debemos acudir a la clínica veterinaria para que el profesional administre una dosis de recuerdo de cada tipo de vacuna utilizada durante la etapa de cachorro, lo que debe hacerse durante toda la vida del animal.
Es un error frecuente entre los propietarios de felinos pensar que el gato no necesita la vacunación como sus amigos los perros -cuyos propietarios no se cuestionan esta práctica- al creer que por no salir de casa están libren de peligro. Sin embargo, ¿saben ustedes que los agentes infecciosos que les provocan graves enfermedades pueden ser transportados por la ropa y el calzado del propietario? ¿Tienen ustedes claro que los contactos esporádicos de su mascota con otros animales durante fines de semana, veraneos, salidas al patio y a los tejados pueden acarrearle graves enfermedades?
Si a la duda y al desconocimiento le sumamos la dificultad que suele suponer llevarlo al veterinario (sale pocas veces y ello le provoca estrés y "malhumor" en cada salida), tendremos como resultado un gato sin protección y en grave riesgo sanitario.
Por todo ello, podemos concluir que la vacunación es fundamental como medida preventiva ante las enfermedades y que lo más correcto sería aplicar un plan de vacunación a cada gato según su estilo de vida (interior, exterior, campo...).
Asimismo, debemos recordar que para vacunar a un animal, éste debe gozar de un perfecto estado de salud, para lo que es fundamental una adecuada alimentación, dado que su sistema inmunitario necesita un correcto aporte de nutrientes para estar en condiciones adecuadas y las vacunas sean plenamente efectivas. A este respecto, los alimentos para gatitos de Royal Canin incorporan el “Inmunity Booster”, un complejo compuesto de vitaminas E y C, taurina, luteína y manano-oligosacáridos, cuya función es mejorar la respuesta ante las vacunas de los felinos más jóvenes y reforzar sus defensas naturales.
ENFERMEDADES FELINAS QUE TIENEN VACUNA
Panleucopenia: Una de las enfermedades que integra la vacuna trivalente de los gatos. Es una enfermedad producida por un parvovirus.
Rinotraqueítis: Otra de las enfermedades que componen el trío de la vacuna trivalente. Enfermedad provocada por un herpesvirus
Calicivirosis: La tercera de las enfermedades que componen la vacuna trivalente. Enfermedad causada por un picornavirus.
Leucemia: Enfermedad muy grave y especialmente contagiosa para nuestros gatos causada por un reovirus.
Rabia: Enfermedad vírica popularmente conocida que se transmite por la saliva inoculada tras la mordedura de un animal infectado.
Peritonitis infecciosa: Enfermedad provocada por un coronavirus que afecta principalmente a animales jóvenes, con una mayor incidencia en otoño y en invierno.
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